DE·HIERARCHIZING ACOUSTIC HERITAGE by Acoustic Heritage Collective

DE·HIERARCHIZING ACOUSTIC HERITAGE

Este trabajo compilatorio es, en sí mismo, una declaración sobre la necesidad de abordar, participar y contribuir a la discusión sobre los estudios críticos del patrimonio desde una perspectiva acústica. Dada su naturaleza aún en desarrollo, el término “Patrimonio Acústico” nos ofrece la posibilidad de cuestionar una serie de preconcepciones profundamente arraigadas en las estructuras existentes de la gestión patrimonial. Como investigadores del patrimonio sonoro, no solo nos centramos en las cuestiones acústicas y sonoras, sino que buscamos proponer nuevos enfoques sobre conceptos generales del patrimonio como comunidad, salvaguarda, tangibilidad, amenaza o digitalización.

En este trabajo presentamos una serie de respuestas a impulsos provenientes de múltiples espacios acústicos incluidos en la plataforma Freesound, sin ningún orden, jerarquía, categorización, etiqueta o selección deliberada. Queremos mostrar que el simple acto de decidir grabar un espacio y compartirlo ya le otorga un valor propio, uno que no puede medirse mediante los marcos patrimoniales tradicionales. ¿Puede la percepción auditiva de un espacio acústico generar afectos en nosotros? ¿Puede generar memoria? ¿Puede despertar una memoria olvidada? ¿Deben entenderse estas percepciones de forma individual o como parte de una memoria colectiva? ¿Qué historias puede contar un espacio acústico? ¿Me identifico con esas historias? ¿Cómo nos afecta el sonido de los lugares donde vivimos momentos importantes? ¿Podemos percibir el espacio acústico por sí mismo, identificarlo, recordarlo? ¿De qué manera puede entenderse un espacio acústico como portador de un valor estético propio, más allá de sus dimensiones funcionales o arquitectónicas? ¿Puede ese valor estético adquirir una dimensión comunitaria y formar parte de un patrimonio cultural y sonoro compartido?

Estas preguntas nos recuerdan que el espacio acústico nunca es neutral: siempre lleva consigo huellas invisibles, presencias pasadas, rastros que sobreviven al propio sonido. Los espacios siempre corren el riesgo de desaparecer si no se graban, comparten y conservan. El tiempo mismo actúa como amenaza, no solo porque las superficies físicas que modelan el sonido cambian, sino también porque las memorias, prácticas culturales, interpretaciones históricas, comunidades y narrativas evolucionan. La salvaguarda requiere una actitud preventiva: los espacios se modifican constantemente sin tener en cuenta su dimensión auditiva. Estas acciones proactivas y bibliotecas abiertas son claves para desmantelar las estructuras jerárquicas del patrimonio.

Las grabaciones de espacios acústicos deben fomentarse, y el acceso a estos datos debe ser público y abierto. Dado que gran parte de este trabajo se basa en bancos de archivos digitales, deberían estar disponibles de forma gratuita para uso no comercial. Las bibliotecas y redes abiertas dedicadas a la preservación y difusión del patrimonio acústico son esenciales para asegurar que estas huellas sonoras circulen, se escuchen y puedan utilizarse en la educación, la investigación y la creación artística. Reunir mediciones de espacios acústicos y sus modelos correspondientes en una base de datos internacional compartida permitiría contextualizar y acceder a estas huellas libremente.

Estos recursos digitales y abiertos permiten que el patrimonio acústico exista como información y como experiencia. Cuando el sonido es accesible y compartible, se convierte en algo más que un registro: es un eco que puede reutilizarse, reinterpretarse y sentirse. Escuchar un espacio a través de estos archivos es percibir su memoria, su poder afectivo y su resonancia cultural. Por ello, el patrimonio acústico no se limita a los lugares monumentales o reconocidos oficialmente; los espacios cotidianos —una habitación, un pasillo, un aparcamiento— pueden ser igual de significativos, portadores de huellas de historias personales y colectivas. Así, el patrimonio acústico puede imaginarse no como algo fijo, sino como una memoria frágil y compartida en constante transformación, que solo existe cuando se escucha, se experimenta y se preserva. Al formular estas preguntas y documentar y compartir estos sonidos de forma abierta, creamos oportunidades para percibir, comprender y habitar los espacios acústicos de maneras que conectan memoria, percepción y afecto entre individuos y comunidades.