Cabinets of Curiosities by Cedrik Fermont
Decidí crear una selección de sonidos vinculados con la idea del archivo. En cierto modo, siento una conexión personal con algunas de estas grabaciones, ya que viajo mucho y he visitado algunos de los lugares documentados. Escuchar algunas de ellas me trae recuerdos de haber estado allí.
Estas grabaciones son fragmentos que conservan momentos de vida: huellas de la memoria humana, actividades cotidianas o la propia naturaleza. Quise explorar qué tipos de sonidos y grabaciones están más profundamente ligados a la memoria y a la historia. Parte de esta colección documenta paisajes sonoros del pasado y del presente. Algunos fueron capturados con tecnologías que tal vez algún día desaparezcan, o que hoy solo utilizan grabadores y músicos especializados. Esta desaparición de técnicas refleja la pérdida de especies y de ciertos paisajes sonoros.
También era importante para mí incluir sonidos grabados en diferentes partes del mundo, no solo en Europa o Estados Unidos. Me atrajeron grabaciones privadas y poco conocidas como cintas antiguas, contestadores automáticos, cartas grabadas; memorias que, de otro modo, se habrían perdido para siempre. Algunas documentan la vida cotidiana y, en conjunto, nos recuerdan nuestra humanidad compartida.
Mi selección puede sonar triste o dramática en momentos, ya que refleja el mundo actual, donde el sonido de los glaciares podría desaparecer, los animales son silenciados o llevados a la extinción por causas humanas, y los grupos étnicos, culturas y lenguas son borrados en nombre de la guerra y la dominación. Por eso incluí una canción ucraniana que señala ese lado terrible de la humanidad, pero también la esperanza y la preservación. Además, me recuerda mi estancia en Ucrania en abril de 2025, cuando por desgracia viví en persona las sirenas, los bombardeos y las explosiones, y visité la plaza donde esta mujer fue grabada cantando dos años antes. En su voz conserva una canción, una cultura que otro gobierno intenta borrar. Creo que su sonido pesa más que el de la destrucción.
Otras grabaciones destacan elementos amenazados de nuestro mundo sonoro: batracios en peligro, o las voces de vendedores ambulantes que poco a poco desaparecen a medida que los gobiernos imponen restricciones, las ciudades cambian y la gente se desplaza hacia las tiendas y los mercados digitales. Estos vendedores me recuerdan una época en la que también existían en Europa: la de mi infancia. Las lenguas y las voces también son frágiles, y su presencia en estas grabaciones nos recuerda una diversidad que quizás no perdure. También quise incluir ejemplos de quietud que solemos pasar por alto, como una grabación que compara el paisaje sonoro de un lugar antes y después de la pandemia de la Covid; quizá un ejemplo obvio, pero que nos abrió los oídos a nuestro impacto sonoro y al espacio que ocupan nuestras actividades.
Y para quienes disfrutan de escuchar lo que normalmente no podemos oír sin amplificación: esos sonidos diminutos e imperceptibles que nos rodean anónimamente; ¿por qué no concluir con unas hormigas caminando sobre micrófonos de contacto?
En última instancia, esta es una colección subjetiva: un gabinete de curiosidades sonoras.